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domingo, 26 de enero de 2014



Los que nos quieren


Eso es lo que se desprende de sus postulaciones y sus fines sociales, pero…

Miren, hoy les voy a hablar un poquito de los sindicatos. Al leer un artículo en el que una persona nos habla de las diferencias que tenemos entre derecha e izquierda y expone sus razones, muy respetables, sobre esta cuestión. Me supongo que su razonamiento surge de lo que se puede leer constantemente en los foros periodísticos y, me supongo que con más fuerza, en esas famosas redes sociales custodiadas por esos defensores del bien que están allende el mar, hacia poniente.

Quiero pensar que sí, que es verdad que hay diferencia entre unos y otros, pero de momento tal parece que de sus actuaciones se desprende una clara intención bipartidista que mantiene a su alcance una alternancia gubernativa. Y les importa muy poco los votantes y los partidos que forman la comparsa que alimenta la algarada que nos ofrecen en el Congreso y en los pasillos de tan egregio edificio.

Pero eso de que se preocupan del pueblo, ni siquiera de sus votantes, ‘nanay’. Y si me dicen que sí, que se preocupan de nosotros, díganme uno solo de los gobiernos que ‘hemos sufrido’ que haya cumplido en un porcentaje razonable, ya que ninguno lo ha hecho al 100%, el programa que han presentado para cada elección. Díganme, también, porqué ha perdido su prestigio el PSOE, y ahora le va a tocar el mismo ‘desprestigio’ a quienes nos mal-gobiernan.



Acabo de recuperar algo de eso que se guarda en un rinconcito de nuestro PC y que no vuelve a aparecer porque esto de los ‘favoritos’ es como una inmensa biblioteca archivada que ya pocas veces se vuelve a sacar a colación, muchas veces porque no somos bibliotecarios avezados. Lo recuperado es del blog del señor Duran i Lleida. En una de sus contestaciones dice esto:

Gracias 'fulanito' y 'menganito' por los comentarios. En Europa falta mucha más Europa es decir más políticas comunes y el euro, por ejemplo, está sufriendo por falta de una política fiscal y económica común.

Lástima que eso de ‘políticas comunes’ no lo aplique a su pensamiento dentro de España y sus autonomías.

Otro forero sube esto que aparece el blog de Iñaki Anasagasti:

"Para mí, los compromisos son decisiones y van al BOE. Hoy os digo, Porque éste es un país fuerte, que vamos a subir las pensiones mínimas por Encima del 6% y llegaremos al Objetivo de subirlas al 25% hasta el final de la legislatura en 2012. Seguiremos subiendo las pensiones Porque la economía y la Seguridad Social lo permite gracias a la buena gestión que está Haciendo este Gobierno. ¿Qué país del mundo crece al 4%, crea más de 700.000 empleos al año, Hace leyes sociales como la ley de Dependencia y se Capaz de tener superávit en la Seguridad Social?. ¿Sabes cual se ese país?. No, no es ni Francia, ni Alemania, ni Suecia. Es el Nuestro, es España y yo me siento muy orgulloso de ello ". Pues lo que está pasando: José Luís Rodríguez Zapatero el 8 de Setiembre de 2008.

El siguiente autor dice ser pensionista, y le recrimina al señor Duran ser ‘responsable’ de la congelación de su pensión con la abstención de CiU en la votación para dicha congelación, y que desde la bancada del PSOE se les aplaude la decisión de abstención.

Me pregunto yo, ¿Quién juega contra quien y quien paga las consecuencias de este tipo de actuaciones entre derechas e izquierdas?

Se permite el señor Durán y Lleida decir que:

"Ciertamente, Zapatero está comiendo con patatas su discurso, (fulanito), y eso me permitirá luego intentar explicar el porqué de nuestra votación hoy"

Y acto seguido justifica haber votado por el bien de España.

¿Es bueno para España lo que está haciendo actualmente? 
Más hipocresía.

Bueno, volvamos al asunto principal de este escrito, que no es otro que ese de las sociedades ‘que nos quieren’ y han nacido para el beneficio del obrero.

Y no voy a hurgar en lo que pasa por el sur, porque si se quiere buscar, cosas parecidas las encontramos en el sur, norte, este, oeste y centro. Una ojeada rápida a los consejos de administración de las dichosas Cajas de Ahorros y vemos que hay responsables de todos los colores. ¿O no?

Todo esto es porque leyendo lo que al principio decía, me recuerdo los primeros balbuceos democráticos desde el mismo momento en que se acabó la dictadura.

Yo trabajaba en el ramo de Artes Gráficas, en una empresa con cierto prestigio y cierta dimensión dentro de las empresas del ramo. Cada año teníamos el mismo problema, el convenio colectivo. Nos lo daban ‘mamado’ (con perdón). No había discusión posible, nuestros ‘sindicatos plurales verticales’ estaban bien plantados en el suelo.
La nueva era política posibilitó la legalidad de los sindicatos. Los apocalípticos surgieron de debajo de las piedras, metiendo el miedo en el cuerpo a todo incauto que se lo creyera. Si no te afiliabas a un sindicato te van a echar a la calle mañana mismo.

Primera reflexión: ¿Qué van a hacer si nos echan a la mitad a la calle?

Uno se paraba a ver la labor que había a nuestro alrededor y era como decir que, si éramos cuarenta personas en talleres, diez más en administración, y echábamos diez horas diarias, trabajos nocturnos, extras de sábados, incluso alguna que otra mañana de los domingos, ¿qué pasaría con los clientes?

La cuestión era clara. Ya comenzaba la estrategia para el futuro de los sindicatos, que no para el futuro de los currantes.

Comenzaron las asambleas , las discusiones, las huelgas, las coacciones. Y la hora de los representantes. Estaba en juego la subvención estatal, y su cuantía dependería del número de representantes sindicales en las empresas. Para conseguirlo valía todo.

Yo ya era una significada oveja negra en la empresa. Era un verdadero dolor de cabeza para el jefe. Le tenía respeto, pero no le tenía miedo. Y solo llevaba dos años en la empresa, pero duré dieciséis, hasta que decidí irme y hacerme lo que hoy llaman emprendedor. Los años de deterioro industrial, el desmantelamiento y las algaradas eran un síntoma de cambio claro para quien quisiera ver.

Volvamos a los delegados sindicales.

Un buen día, por la tarde, se dejan caer por allí unos sindicalistas con la intención de obtener representantes dentro de la empresa para su causa, sus siglas. No recuerdo cual fue el primero, pero vinieron el mismo día los dos principales sindicatos. La gente no estaba por la labor de ser representante de nada. Había tres pisos en la empresa. Yo estaba en el primero, ausente un tanto de quien entraba por los portones de la planta baja. Hasta que por las escaleras veo aparecer a uno de los compañeros con dos personas y se dirigen a mi, me presenta y comienza la proposición. He de decir que, con aquello del miedo, ya bastantes nos habíamos afiliado a uno u otro sindicato, o a otros sindicatos.

Y comienzan explicando las ventajas de ser representante, y de que era una forma de que no te pudieran echar. La oveja negra ya había sido amenazada más de tres veces a agarrarme por el culo y ponerme de patitas en la calle. Con todo y eso, también me habían mostrado confianza como trabajador responsable cuando me ofrecían las llaves de la empresa para sacar adelante algún trabajo que había que adelantar. La frase más alentadora era que a mi no me había que cuidar. ¿Consecuencia de no tener miedo? No. Era porque me sentía responsable de lo que hacía.
Pero alguien se equivocaba pensando que con tanta bronca por delante yo podía ser candidato a sindicalista.

Mi respuesta a aquellas dos personas fue que yo no servía para sindicalista. Mi razonamiento fue que: "al día siguiente de ser delegado les montaba una huelga para que el jefe nos diera ciertas cosas que a mi parecer eran justas" y los compañeros no iban a querer esa huelga. Pero, si hecha la huelga y conseguido el propósito, todo estaba correcto, me pondría al lado del jefe y le preguntaría y propondría varias cosas para mejorar el trabajo, entre ellas, que a unos trabajadores habría que subirles el sueldo y a otros, pocos, habría que echarles, porque esos no eran compañeros, eran rémoras.

¡Qué va, eso no se puede hacer, hay que luchar por los compañeros siempre!

Por eso no puedo ser delegado.

No pasó una hora, y aparecieron los representantes del otro que faltaba.

El diálogo fue el mismo o casi el mismo.

Responsabilidad no tiene color político ni sindical. Política y sindicalismo no dejan de ser dos negocios más en esta jungla en la que nos quieren vender de todo. En la que los más beneficiados tienen que ser sus jefes y directivos más próximos.


Esta sociedad se merece algo mejor.

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